< PreviousBIFRONTE 20 Si pudieran entrar libres de derechos, o con derechos legítimamente fiscales, los elementos de la producción, esta podría hacerse de manera que, constando en la nación misma menos, lo cual para el obrero equivale a un aumento en el salario, pudiera luego ir a rivalizar con los productos similares en mercados extranjeros, lo cual significa para el obrero ocupación constante. A nadie daña tanto el sistema proteccionista como a los trabajadores. La protección ahoga la industria, hincha los talleres de productos inútiles, altera y descalabra las leyes del comercio, amenaza con una tremenda crisis de hambre y de ira, a los países en que se mantiene. Sólo la libertad trae consigo la paz y la riqueza. Publicado en La América, New York, septiembre de 1883. No pueden ir a competir los productos de un país que mantiene la tarifa alta, con los de países que la han rebajado, y reducido, a la suma necesaria para pagar los gastos nacionales, a prorrata con los demás ingresos. El sobrante, pues, de los artículos de fabricación nacional tiene que imponerse al consumo interior. Pero como éste necesita menos de lo que en el interior se produce, él es el que se impone a los productos, que se ven forzados a tentar con una ruinosa baratura en los precios a un mercado que no necesita lo que le ofrecen ni puede colocarlo al detalle a precios normales. De ahí esa venta enorme de géneros de algodón por cuatro millones de pesos. Cuanto entra en la fabricación de géneros de algodón, paga derechos altísimos: se repletan las fábricas de productos invendibles: se queda irremediablemente el obrero sin obra, por cerrarse el mercado a sus productos. BBIFRONTE 21 Permanencia del espía y del fantasma Antonio José Ponte Al caer el Muro de Berlín desaparecía la mejor de las oportunidades para una gran conflagración, y hasta entonces la especialidad de los agentes secretos de novela había consistido en evitar esa conflagración o en volverla, ya que no imposible, favorable. La carrera de éxitos de Le Carré se había iniciado alrededor del muro berlinés. Cierto que la construcción del Muro constituía el símbolo más repugnante de un fracaso político, pero él andaba a la búsqueda de tema para su libro y vino a encontrarlo en aquel panorama de frontera. (“Los escritores no somos más que unos oportunistas”, aceptaría después.) Así que escribió de madrugada, a la hora de su almuerzo, en el transbordador que viajaba entre Koningswinter y Bad Godesberg. Apenas alcanzaba a robar tiempo a su trabajo en la embajada británica se hundía en la escritura de esa primera novela. Y cenas y cócteles le servían de reposo y de estímulo, pues en ellos no se hablaba de otra cosa que no fuese el Muro y cuánto sucedía a ambos lados. Luego Graham Greene afirmó que El espía que vino del frío era la mejor historia de espionaje conocida por él, y sucesivas incursiones en los parajes de la Guerra Fría convirtieron a John Le Carré en el más reconocido cultivador de esa literatura. Cada título suyo era un éxito (aunque no lo fue el segundo), y las tramas de sus novelas parecían palpitantes debido a que en Berlín, como ex-libris del autor, se hallaba en pie aquella construcción de frontera, carcelaria. Hasta que, pocos años antes de la demolición del Muro, el olfato político o el cansancio retórico hizo a Le Carré concluir allí un ciclo de sus obras y enviar por última vez a George Smiley a Berlín. En el tercer volumen de la Karla Trilogy la misión de Smiley terminaba al pie del Muro, en un encuentro con el espía soviético que durante casi treinta años fuera su enemigo principal. Ambos daban por concluida la partida, aunque Smiley no pareciera convencido de salir ganador. n 1937, en el prólogo a una compilación de sus cuentos fantásticos, Edith Wharton proclamó la poca vida literaria que quedaba a los fantasmas. Wharton dedicaba sus historias a Walter de la Mare con el desconsuelo de ser los últimos seres en el mundo con imaginación suficiente para creer en las apariciones. Teorizaba allí: “Es en la tibia oscuridad del fluido prenatal, muy por debajo denuestra razón consciente, en donde se aloja la facultad con que captamos los aspectos que tal vez no estamos capacitados para ver”. (Marina Tsvietáieva había escrito: “Un fantasma, es decir, la condescendencia más grande del alma con los ojos, con nuestra sed de realidad”.) Para la Wharton eran otros los personajes que por esa época captaban la atención de los consumidores de literatura -“el gángster, el introvertido y el borracho habitual”- y reinaban, para colmo de competencia, el cine y la radio. Que una caja fuera capaz de llenar de orquestas incorpóreas una habitación o que una pared cobrara vida hasta el punto de ocurrir episodios en ella, usurpaba el asombro reservado a criaturas sobrenaturales. Lo usurpaba hasta banalizarlo. ¿Qué respeto podía aguardar a una aparición allí donde tropezara con un radio o un teléfono? Apostados como rompehuelgas de lo fantasmagórico, se alzaban los nuevos aparatos. A juicio de Osbert Sitwell los fantasmas se habían marchado con la llegada de la electricidad. Cultivador (con felicidad distinta) de otra clase de historias, ciertos cambios históricos hicieron que John Le Carré llegara también a interrogarse acerca del futuro de su trabajo literario. BIFRONTE 22 La crítica, sin embargo, no reparó en ese adiós de Le Carré a paisajes y móviles de la Guerra Fría, y en plena euforia por la caída del Muro decidió extender obituario a su labor novelística. Avanzó más allá incluso, hasta declarar extinguida la novela de espionaje. Al parecer, los espías de novela corrían la misma suerte de los caballeros andantes. El fin de la guerra contra el comunismo equivalía al fin de las órdenes de caballería. A causa de sus ínfulas apocalípticas se habían vuelto insufribles para el lector los enredos de los servicios de inteligencia. En caso de continuar con vida, la novela de espionaje compartiría destino con la novela histórica. La lucha por el secreto nuclear iba a interesar a la misma clase de lector a la que desvelaban las intrigas en torno al Collar de la Reina. Para muchos historiadores y politólogos el fin del comunismo acarreaba sinsentido histórico. Y de igual modo que antes se había oído acerca de la muerte de Dios podía escucharse aviso de que la historia estaba terminada. No tardaría en comprobarse que era cierto trazado lo que se hallaba en vías de extinción: una teleología, una historia de fantasmas, un chanchullo secreto... Decidido a defenderse de la sentencia de muerte literaria dictada en contra suya, Le Carré recordó a sus enterradores que el relato de espionaje no había nacido con la Guerra Fría, aunque ésta fuera quien le otorgara preponderancia. Nuevos desastres políticos, nuevas conflagraciones, vendrían a ofrecer escenarios de escritura a él y a sus colegas. “Lo realmente emocionante surgirá de donde siempre vino”, consideró. “De la interacción entre la realidad y el autoengaño que se encuentra en la base misma de tantas vidas secretas. De la sutil relación entre ingenio y estupidez. De la confianza ciega que los políticos, por desesperación o impaciencia, depositan en unos servicios de inteligencia supuestamente intocables, con resultados desastrosos. De nuestra capacidad común, sea cual sea la nación a la que pertenezcamos, para torturar la verdad hasta que nos diga lo que queremos oír. Del modo en que una historia de espionaje nos lleve al centro de cualquier conflicto, aunque luego resulte que el conflicto está dentro de nosotros mismos. De la infinita variedad de motivos para la lealtad y la traición, y de la manera en que el motivo del traidor llegue a reflejar como un espejo la moralidad de nuestro tiempo.” Desde entonces, 1989 o 1937, espías y fantasmas se han negado a desaparecer. Porque viven dentro de nosotros y están hechos de nuestros miedos esenciales. (Desmintiendo las cautelas de su prólogo, el volumen de historias fantásticas de Edith Wharton ha gozado de sucesivas ediciones.) Fantasma y espía, dos figuras de infiltración, tienen suficiente con una frontera para seguir con vida. La tendencia a considerar peligrosa toda alteridad, las sospechas cifradas al otro lado de cualquier límite, hacen suponer nuevos fantasmas y nuevos agentes secretos. Cae un muro, pero cuántas fronteras permanecen en pie. Y la electricidad no hace más que marcar de otra manera el perenne contraste entre claridad y sombra. Por lo que fantasma y espía continúan viniendo, visitándonos, desde los nacionalismos y desde la muerte. Becién publicado por En su acercamiento a una obra poética tan Green Integer Books, marcada por el trazo confesional no Violet Island and soslaya Dykstra el aura poética a la que se Other Poems ha referido Antonio José Ponte cuando hará afirma en reciente homenaje dedicado a llegar a los lectores Reina María Rodríguez por la revista de habla inglesa una Encuentro de la cultura cubana que es ella muestra de la ya la única leyenda literaria que hoy tiene La considerable obra Habana. A partir de entrevistas inéditas y poética de Reina publicadas concedidas por la poeta a sus María Rodríguez. traductoras nos enteramos de una Considerable, valga formación literaria marcada por una enseguida la temprana vocación poética, de la aclaración, no sólo construcción de la “casa de Ánimas” y su cuantitativa sino conversión en sede de la tertulia donde se sobre todo dieron cita en los años noventa muchos de cualitativamente. los jóvenes poetas del país, de la curiosa Tanto que no sentimos, como lo relación entre esta mujer y la ciudad hiciéramos si se tratara de alguno de donde habita. nuestros mediocres poetas “laureados” por Pero todos estos elementos que alimentan obra de la estulticia, la inercia o la la leyenda de esa Maga letrada que es propaganda a veces hasta con el Premio Reina María carecerían de interés si no Nacional de Literatura, que haya injusticia fuera por la extraordinaria calidad de su en que su nombre aparezca junto a los de poesía. Atravesada por las tensiones entre André Breton, Paul Celan y Amelia Rosselli la voluntad de expresar la intimidad de lo en el catálogo de 2004 de esa editorial de cotidiano y los reclamos de una épica enigmático nombre y bien ganado colectiva en los primeros poemarios, y prestigio. entre la transparencia del estilo Además de recoger veintiséis poemas de conversacionalista y la búsqueda de cinco libros publicados en Cuba entre Cuando una mujer no duerme nuevas posibilidades expresivas a partir de 1980 y 1998 En la arena de PaduaPara un cordero blanco En , su obra se coloca (1980), (1984), la arena de Padua Páramos además en la vanguardia de la poesía (1992), (1993) La foto del invernadero escrita en Cuba en las últimas décadas. y (1998), esta Dykstra cita al final del epílogo una justa antología bilingüe incluye un extenso afirmación de Catherine Davis: “Alrededor epílogo donde una de las traductoras de una docena de poetisas nacidas entre explica a los lectores norteamericanos la 1940 y 1960, comúnmente llamadas las trayectoria poética de Rodríguez en poetisas de la Revolución, han publicado relación con diversas coyunturas literarias, continuamente a lo largo del período sociales, políticas y biográficas: las intelligentsiaposterior a 1959. La más famosa tensiones entre la y el estado internacionalmente es Nancy Morejón; la después de 1959, la norma que acaso tiene en Cuba más conversacionalista y su agotamiento, las reconocimiento es Reina María Rodríguez”.dificultades de la vida cotidiana durante el Con las acertadas explicaciones de su llamado “período especial”, la participación epílogo y la relectura que propicia de de la autora en proyectos y espacios no poemas entre los que se encuentran institucionales como Paideia y sobre todo algunos de los más conocidos de la autora la “azotea”. de Páramos “deudas”, “remordimientos para un cordero blanco”, BIFRONTE 23 Isla violeta en entero verde (otra ocasión para leer a Reina María Rodríguez) Duanel Díaz Infante BIFRONTE 24 “las vigas”, “poliedros”, “al menos, así lo lo inanimado se integra al mundo del veía a contraluz”, “Violet Island” , esta hombre. Mundo esencialmente religioso, el antología viene a reafirmar una jerarquía de García Marruz es un orbe ordenado, poética que en su reciente “Introducción a signado por el ideal del límite en cuyo un texto infinito sobre el canon respeto encuentra el católico la auténtica cubano”(Unión, La Habana, abril-junio, libertad. (Nótese, a propósito, que en las 2003.) Jorge Luis Arcos reconoce cuando antípodas de la rebeldía feminista está la incluye a Reina María Rodríguez, con José aceptación de la obediencia que preside la Kozer, Raúl Hernández Novás y Ángel poética de García Marruz, explícita en Escobar, en el selecto grupo de poetas de escritos reflexivos publicados en Orígenes su generación a los que está reservado un en la segunda mitad de la década del 40, lugar en el canon de la poesía cubana del sobre todo en su interesante reseña de siglo XX. Espacios métricos, de Silvina Ocampo.) Muy distinta a la casa “con alma” de Loynaz En el canon de nuestra poesía femenina la Cuando una o a la de García Marruz es esta de preeminencia de la autora de mujer no duerme es naturalmente mayor. Rodríguez, metáfora de sí misma: “llegar a Sin desconocer el valor de poetas como Lina mí. Una casa vacía / y ni un solo tesoro / de Feria y Damaris Calderón, todo desierto en las esquinas. / cargo con representantes respectivas de las mi casa inmueble-desperdicio” (“Alguna vez. promociones poéticas que preceden y Algún tiempo”) Dificultosamente construida siguen a la suya, las llamadas “generación en la azotea del apartamento de su madre, del primer Caimán” y “generación de los aprovechando para ello lozas y maderas de ochenta”, creo que Reina María conforma antiguos edificios derruidos de Centro junto a Dulce María Loynaz y a Fina García Habana, la “casa de Ánimas” no es ya la Marruz un insoslayable trío canónico de casa familiar que vivifica una tradición poetas cubanas del siglo XX. amenazada por impías potencias exteriores. Más moderna, marcada por otras La casa de Reina está llena del afuera: el experiencias y otras lecturas, la obra vecindario, el bullicio de la calle, el abismo poética de Rodríguez manifiesta, a tentador de la azotea. Adentro y afuera se diferencia de las de Loynaz y García confunden como ocurre en “luz acuosa”, Marruz, la presencia del cuerpo y sus donde la ciudad invade desde la vista de la flujos, la sexualidad y el impacto del tiempo azotea y todo se vuelve amenazante, biológico, el horror. Fina dice la dulce extraño. “por la ventana de barco, luego de nevada que cae perennemente, los atravesar la tela, envejecida y floreada, de interiores del mimbre y la costumbre, Dulce una pequeña cortina blanca, entraba una María los juegos de agua, el amor ideal por luz acuosa que me hacía mirar aun sin un faraón momificado, la Isla cantada en querer las rejaduras del edificio, el peso de versículos bíblicos, Reina el horror de los tanques de agua destapados, las vigas decapitadas muñecas frígidas de El de hierro que han perdido su revestimiento Encanto. Si en estas tres poetas, cuyos y crujen al pasar las bandadas de palomas nombres aluden, por cierto, a atributos o [...]”. arquetipos tradicionalmente atribuidos a la Cruzando los límites de la verja del jardín mujer, la feminidad aparece asociada al de Dulce María y de la católica Habana de espacio doméstico, hay un notable abismo García Marruz, he aquí al desastre. Pero no entre las significaciones de la casa en la aquel que en su poema Loynaz lamenta y poesía de Rodríguez, por un lado, y en las que García Marruz resiste en los suyos: la de Loynaz y García Marruz, por el otro. casa de Rodríguez está signada desde La casa “íntimamente maternal, nutricia” siempre por la ruina y la pérdida: que toma voz en “Últimos días de una construcción y destrucción aparecen casa”(1958), uno de los mejores poemas de simultáneamente, como aclara Reina Loynaz, es la casona republicana cuya refiriéndose a su poética. Es en este sentido demolición simboliza el empuje arrasador que cabría llamar a esta poética de la modernidad. Afín es la percepción de “deconstructiva”, no sólo por sus García Marruz del hogar como reducto de contaminaciones con cierta teoría de sesgo resistencia al caos y la desintegración: allí posestructuralista o posmoderno, sino lo nimio gana sentido, los objetos se hacen sobre todo por el impulso crítico que la familiares, anima. BIFRONTE 25 Poesía crítica, más que por sus dimensiones Algo similar a los civiles, por ser poesía de la crisis y poesía siempre en crisis. monstruos de Violet Island and Other Poems alcanza a ilustrar cómo de Para un cordero blanco a mañana En la arena de Padua se produce una crisis en la escritura poética de Reina María Rodríguez. Crisis que debe entenderse sobre Iosmar López el fondo del paulatino agotamiento de la norma conversacional y del reconocimiento de su obsolescencia en los años del pivote Me gustaría hablar de escritores cuyos que para Cuba significó la caída del muro de nombres están siempre a prueba de canon. Berlín. De libros que jamás serán lectura obligatoria en ninguna escuela. Me agrada que el tiempo reserve olvidos merecidos para una legión de autores que jamás debieron serlo. Daría una mano porque la irreverencia y hasta el descreimiento fuera el pan nuestro de la crítica literaria cubana. Prefiero el riesgo a la convención. Prefiero preferir. De un escritor puede que interese todo, hasta lo que dijo en entrevistas y lo oculto en “era a finales de siglo y no había escapatoria viejas cartas que solo la muerte permite / la cúpula había caído, la utopía / de una revelar. Ni siquiera por el placer de la bóveda inmensa sujeta a mi cabeza, / había sospecha o el hallazgo de ciertas claves. caído.” A ese escritor comienzo a sentirlo como mi Y aparece una Habana, la de sus aun alter ego. inéditas Variedades de Galiano, también del ¿Cuánto daño puede aportar el silencio? Centro, pero muy distinta a la de García ¿Y la negación de la negación? Marruz, que resulta, como la que esbozara La literatura cubana ha hecho de la Lezama en el Diario de la Marina, una endogamia una norma y del espaldarazo un antañona “ciudad de cariños a la mano”. estilo, un sello. Sus adalides la promueven Lejos de aquel simbólico Encanto de la como lo que en realidad es: la caricatura de Habana republicana, la decadencia de la un islote a la deriva que se aleja de los ciudad capital en el “período especial” ofrece muchos centros. Alguien, tal vez Roberto la imagen perfecta para una crisis de la que Bolaño, se refería en términos similares al Reina, más frágil pero más lúcida, obtiene estado actual de la literatura chilena: “recibe una ganancia poética que sus lectores le con los brazos abiertos a los turistas, pero agradecemos. Si a comienzos a los ochenta mira con desconfianza a los hijos pródigos”. la poeta pudo decir “todo es sencillo y firme”, “La cantinela, entonada por latinoamericanos ahora escribe: “observamos las vigas que y también por escritores de otras zonas soportan tanto peso. / mi vida está ladeada depauperadas o traumatizadas, insiste en la / los demás colocan travesaños / apoyo el nostalgia, en el regreso al país natal, y a mí centro de la mano contra el muro / y el arco eso siempre me ha sonado a mentira”, dijo agita / la humedad el vicio de la herrumbre.” también, además, Bolaño. Y después se (“Las vigas”) murió. ¿Cuán autónoma es una literatura? Todo cuanto admita o asimile del criterio de un solo lector. Violet Island and Other Poems, traducción de Kristin Dykstra y Nancy Gates Madsen epílogo de Kristin Dykstra Green Integer Books, København & Los Angeles, 1994 B Bra sábado y 15 de mayo en la noche. Año 2004. Primavera. Pasadas las diez Martha María Montejo y Michael Hernández bajo la lluvia (aquí que la lluvia no es gracia cotidiana) dijeron: murió el Guille. Me duele repetirlo. No había dudas que fuera Guillermo Vidal. A estas alturas no lo creo. Su primer libro que llegó a mis manos y leí fue Se permuta esta casa, premio David 1986. Lo conocí a finales de 1993 o en los primeros meses de 1994, en la Casa del Joven Creador de Las Tunas, en la presentación de su novela Matarile. Nos presentó Tony Borrego. Ahí supe cuánto lo querían y respetaban los escritores y quienes lo leían. Sus libros no alcanzaron pero logré llevarme un ejemplar dedicado a mi Vado del Yeso, luego una mano amiga lo desapareció de mi biblioteca. Fue una novela que me marcó y recuerdo con respeto, junto a La ciudad y los perros, de Vargas Llosa, El gran Meaulnes, de Alain Fournier, La novela del adolescente miope, de Mircea Eliade, La invención de Morel, de Bioy Casares, Celestino antes del alba, de Arenas, Lo peor, de Ray Loriga, Cañón de retrocarga, de Alejandro Álvarez, La leve gracia de los desnudos, de Garrido, aún me siguen rondando cuando intento escribir o reinventar mis historias y mis personajes. Fue el Guille junto a Alberto Garrido, José Fernández Pequeño, y los escritores del grupo literario Espiral, de Bayamo, quienes leyeron el original de mi primera novela. En un Encuentro Debate de Talleres Literarios en esa misma ciudad leí un cuento, Guillermo era el presidente del jurado y me fui sin nada, pero por una gentileza de esa gran amiga, la poeta Zoelia Frómeta, almorcé con él en el Hotel Central (hoy Escuela de Artes Plásticas). Me pidió mientras esperábamos el pedido que le hablara de la historia que me había motivado a escribir el cuento, cuando concluí me dijo: eso da para más, ahí tienes una novela. Eran sólo dos cuartillas. Sentados en La Plaza de la Patria me leyó un fragmento de la novela No se lo digas a nadie, del peruano Jaime Bayly, que en la cubierta traía unas palabras de presentación de Mario Vargas Llosa. Escucha qué genial está esto, y el ritmo y el tono que tiene. Me estaba tratando de enganchar con la novela, le gustaba que los demás escribieran novelas. Tiempo después me abrazó en la Plaza Cultural de Las Tunas: se acababa de leer mi primera versión de lo que serían los Ángeles desamparados, novela que había nacido de aquel cuento y de aquel encuentro. Amigo. Hermano. Padre en los predios literarios. Fue para nosotros lo que para él fue José Soler Puig. Tuve la satisfacción de compartir muchas veces con el Guille. Ahora sé que no fueron tantas. En Manatí, año 1996, en la casa de Lucy Araújo, junto a Torralba, Amir, Yoss, Nelton, Remigio Ricardo, Marcos González, Carmen Morales, Juan Manuel Maestre, Casanova, María Liliana, y otros escritores que ahora no recuerdo, escribimos un cuento a todas las manos posibles, y sus manos también estaban ahí. En Jiguaní nos bañamos en el Río Los Cantiles, donde quedó una foto, o quizás sólo esta expresión de él: Dentro de unos años esta foto será la foto de Guillermo Vidal y unos desconocidos (entre los desconocidos estaban Víctor Hugo Pérez Gallo, Norge Batista, Juan Isidro Siam, Yunier Riquenes, Lucy Araújo, Orman Cala, Alexander Machado, Alejandro Ponce, Carlos Manuel Pérez, Gelasio Barrero, Manuel Navea y otros desconocidos). Eso fue culminando una edición tortuosa y divina del evento de narrativa: ¿Serán los últimos los primeros? BIFRONTE 26 El otro Guillermo Rafael Vilches Proenza BIFRONTE 27 Recorrimos varios meses después las salas del Museo de Bellas Artes de La Habana en su inauguración. Estuvo en la presentación de la novela que me impulsó a escribir, aquella tarde en la sala José Lezama Lima, en San Carlos de la Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana, 2002. Compartimos en Santa María del Mar, donde nos hospedábamos. Jugamos béisbol en el Puerto de Manatí con los hijos de los pescadores, el mismo año del cuento a todas las manos, y en Varadero con los escritores que asistimos al Encuentro Nacional de Narrativa, Matanzas, 2000. Alguna vez me escribió una carta y una nota en el original de Ángeles desamparados. Siempre con tiempo disponible para dedicar a los amigos, para asistir a sus presentaciones y recitales, leer originales de sus libros de cuentos o novelas. Mientras él escribía: pero en lo que más estuve pensando es si cuando nos despedíamos ya el cáncer estaba oculto en sus células, ya gorjeaba aquello allá adentro sin que ninguno se diera cuenta y después le habían comenzado los dolores, casi nadie se alarma de golpe por un simple dolor en el vientre, lo atribuye a miles de cosas pero nunca a que está comenzando un proceso como aquel… como el día de la muerte de uno, que sucederá, de todas formas aunque no lo esperes. No sabía, en marzo cuando fui a la Feria del Libro de Las Tunas, a que me dedicara sus novelas (Los Cuervos, II Premio de novela Dulce María Loynaz, y La saga del perseguido, Premio Alejo Carpentier 2003), en el patio de la UNEAC, que serían los últimos libros que me firmaría. Estaba compartiendo con Amir, Rogelio Riverón, Rebeca Murga y Lorenzo Lunar. Al otro día lo vi por última vez con vida, entrando a la Dirección de Cultura o a la oficina de Carlos Tamayo. Iba muy molesto por unos libros de la Editorial Plaza Mayor de Puerto Rico robados a un amigo en el Hotel Las Tunas, a pesar de que éste le había pedido encarecidamente que olvidara lo sucedido. Pero a Guille la ofensa lo estaba hiriendo y no pudo amordazar su lengua que siempre fue un látigo al que le temían los que un día lo dejaron sin trabajo, los que no le concedieron una casa a su hijo Guillermo de Jesús, a su esposa Solángel, a él mismo, que esperó hasta la ahora de su deceso. Esos mismos que lo mesuraron y lo cortejaron hasta su póstuma morada para estar seguros de su viaje, de su silencio. Pero él no dejará de joderlos, era de clase, y los amigos lo sabemos, ahí estarán saliendo sus libros y su palabra: basta un parpadeo para que seamos perseguidos y llevemos dentro una muerte y huyamos de esa muerte para siempre y sea lo que nos ha tocado a pesar de todo, una muerte en el sitio más oscuro del mundo. Nos moriremos y seguiremos de luto. Pediremos a Dios por todos nosotros. Hasta que Dios no tenga más remedio que mirarnos. Un día, cualquier día Dios se me aparecerá. Y le diré lo malo que está todo esto. La carne lo cara que está. La suerte lo mala que se ha puesto. Le diré por qué te has demorado tanto, Dios. Y yo entonces podré morirme sin esta angustia. Ni seguiré llorando mientras me entierran en este país. … Un nombre en la cruz. Galopas en la casa con silencio de música rota Con todos los amigos y la culpa Con las miserias agrupadas en el corazón Sin un solo gritoBIFRONTE 28 Ni una palabra de arrepentimiento Los amigos dejan todos los árboles desnudos Y un sabor en la palabra a la hora del café Con un silencio a voces que espanta Que nos pone a rotar en la cruz. … bien que tú no me escuchas que estarás donde el Señor hasta el día del Juicio Final. Yo soy ese escritor de provincias perdida la fe dudamos. M.H.M. Tengo muy mala memoria y los amigos me hacen olvidar con facilidad los momentos humillantes. Leer Escribir en provincias, de Guillermo, marzo de 2001, Las Tunas, me vino como una patada propinada al centro del pecho o en los testículos o para quienes lo prefieran: en los güevos. Aquella mañana de 2000 en la UNEAC de Matanzas, nos abrazamos frente a esa institución y éramos dos mugrientos orientales desorientados, y por qué no, palestinos y con hambre. Ahora que leo Hace unos meses fui a un encuentro de narradores cubanos a Matanzas y como vivo muy lejos llegué temprano. Un tipo que llega sucio de tren por la mañana no suele caer bien. Allí estaba otro escritor de los que la gente dice de provincias, muerto de cansancio, sucio y con hambre, así pudo el Guille comenzar cualquiera de sus cuentos o novelas. Pero nada de novelas ni cuentos. Yo había llegado a las seis de la mañana. El día anterior me enteré, de paso por una librería en Bayamo, que alguien de La Habana estaba insistiendo hacía días en hablar conmigo, fueron las palabras de una librera amiga, que había anotado el recado en una libreta: debes llamar urgente a la UNEAC, a La Habana. Lo hice. Me atendió Grisel y me pasó a Sacha. Me estaban invitando al Segundo Encuentro Nacional de Narradores (el primero había sido en el hotel Guacanayabo en Manzanillo, ya para entonces había desaparecido el Evento de narrativa de Manatí, el mejor de los que recuerdo), que comenzaría al día siguiente en la llamada Ciudad de los puentes, donde viven excelentes amigos. Viajé esa tarde noche por la ruta Bayamo-Vado del Yeso-Las Tunas-Camagüey-Ciego de Ávila-Puente de Madruga- Matanzas. Llegué a la ciudad a las cinco de la mañana sin brújula, preguntando logré localizar el lugar donde se suponía debían recibirme. El CVP no supo decir nada sobre el encuentro, aún el frío de la noche en la carretera y el sueño no me abandonaban. Me dijo: si quieres puedes poner el equipaje en esa oficina. Cuando vi al Guille bajar por aquella calle mi alma retornó de algún lugar. Destimbalao y con olor a tren rió, antes del abrazo soltó sus palabrotas y yo pensé: Ya no estoy perdido. A las ocho de la mañana me informó el presidente de la UNEAC: hasta que no lleguen Sacha y Zurbano con los invitados nacionales no se sabe nada, el evento es de La Habana. Ese mismo año me ocurrió algo parecido en Santiago de Cuba en el I Congreso Mundial de Poesía. Un escritor de provincias, como yo, no me permitió leer en una lectura que harían todos los participantes, pues al inscribirme me preguntó de dónde era, le dije: de Cuba, un escritor cubano… Se rió, jamás me llamó a leer quizás por no decirle: soy del Cero de Las Mil Nueve, Vado del Yeso, Río Cauto, Granma, Oriente, 1965. Guillermo, después de dejar su equipaje junto al mío, sin desprenderse del tufo ferroviario, me acompañó a buscar algo de desayuno, almuerzo y comida, a falta de los amigos y las estatuas. No recuerdo haber comido el día anterior, quizás un bocadito con algo en la Terminal de ómnibus de Ciego de Ávila … y mucha agua. Nos instalamos frente a un mostrador de cafetería a unas cuadras de la UNEAC, donde pudimos comer comida nacional, conversar y para no sudar y andar con el rostro más grasiento que cualquier escritor de provincia, nos metimos en una TRD a refrigerarnos. BIFRONTE 29 Luego, sin saber cómo encontrar a los Escribir en provincias amigos residentes en la ciudad, nos enclaustramos en el patio de la Guillermo Vidal UNEAC, donde nos hicieron pasar A nadie le importa desde dónde uno escribe. horas de perros, y sentirnos intrusos, Sólo el resultado, sin interesar demasiado los trabajos, las menores, mediocres, sin dirigirnos la humillaciones, el rencor. palabra, no nos brindaron ni agua Un lector cualquiera se lee el libro y ahí debe quedar todo. Últimamente he leído algunos trabajos sobre el escritor de gentes que también viven en provincia. provincias. Se los agradezco, Guille, porque tuve Se supone que debo ser un escritor menor, un tipo sin lustre. tu palique para mí solo toda una La culpa la tienen en realidad los escritores menores y sin lustre que mañana. se quejan o hablan con menosprecio de los que no estamos en la capital. Al mediodía desembarcó otro escritor Uno puede vivir al lado de la Seix Barral y ser un verdadero idiota. que por ser de un municipio de la Ahora que lo pienso, también debo ser un idiota por no vivir al lado provincia sede, de Pedro Betancourt, de la Seix Barral. nos atendió: Alberto Abreu. Luego llegó Siempre que por la tele presentan a un escritor que vive en la capital dicen el escritor fulano, pero cuando entrevistan a uno que no vive José Manuel Espino desde Colón. allá le endilgan el lugar de nacimiento. Seguro se sintieron tan incómodos y Al gran José Soler Puig le decían el escritor santiaguero, mientras ese ofendidos como nosotros, a decir de tal por cual adquiría la condición de escritor cubano. Cuca, la abuela de la escritora Laura Hace unos meses fui a un encuentro de narradores cubanos a Matanzas y como vivo muy lejos llegué demasiado temprano. Un tipo Ruiz, sintieron vergüenza ajena. que llega sucio de tren por la mañana no suele caer bien. Allí estaba Muchísimas horas después llegaron otro escritor de los que la gente dice de provincias, muerto de muy frescos y felices Sacha y Zurbano cansancio, sucio y con hambre. con los escritores nacionales, solo Los escritores que venían de la capital llegaron muy frescos y felices muchísimas horas después y sólo entonces parecimos adquirir la entonces parecimos adquirir la misma misma condición que el resto. condición que el resto, a partir de ese El encuentro fue excelente, pero no pude olvidarme de esas horas de momento todo fue de maravillas. perro que me hicieron pasar gentes que también viven en provincia. Fuimos los últimos en hospedarnos y Muchos colegas de acá me dicen: si nos vamos para la capital le estuviéramos dando la vuelta al mundo, tendríamos dinero, almorzar en el Hotel Guanima. A conoceríamos a medio mundo, habríamos firmado contratos jugosos, Guille lo instalaron en la habitación estaríamos siempre en la tele, en las recepciones, tendríamos acceso con Sacha y Padura, a mí con Jesús a internet, etc. David Curbelo; compartíamos el piso A veces me indigno. Me pregunto qué coño hago aquí.con Adriana Zamora, Aymara Pero lo mío es escribir las novelas. Aymerich, Roberto Zurbano y Alberto Hay quienes escriben desde lugares desérticos, haciendas, estudios Abreu. confortables, pero cada uno a lo suyo. Después todo fue lecturas, cerveza, Acaso hubiera deseado un mínimo de condiciones y un máximo de información. refrescos, amistades. Ahí comenzó la No tengo el menor deseo de ser los otros, si no fuera yo, estaría historia de amor de Curbelo y Susana deseando serlo a pesar de todo. Haug. Escribo siempre lo que se me antoja, no tengo el menor interés de El encuentro terminó con almuerzo en complacer a nadie, mucho menos a los que tienen el poder. Es por ello que pago mi precio sin quejarme, siempre será menor al un hotel en Varadero. Lo más grato de de aquellos que se pliegan para dormir en paja caliente. esa última jornada, aparte de la Mis libros desaparecen demasiado pronto de las librerías y hasta se lectura de un fragmento de la novela los roban de bibliotecas. Es mucho el placer que siento cuando estas de Alberto Guerra, titulado El muerto, cosas suceden. Acaso también alguien haga una fogata con una parte de mis libros y a nadie suele ocurrírsele una reedición. Sé muy fue el juego de voleibol de playa que bien que es parte del precio. nos hizo sudar. Ahí recuerdo a los Me digo que voy a esforzarme aun más por escribir una novela mejor. antes mencionados, además a Nelton Mis colegas que duermen en paja caliente, suelen demostrarme que Pérez, Amir, Eduardo Heras, Ángel no soy como ellos y me alegro, me saludan y siguen su camino. Cada día escasean los amigos verdaderos.Santiesteban, Raúl Aguiar, Sergito Un amigo verdadero es mejor que toda esa farándula que se forma en Cevedo, Eliseo Altunaga, Agustín de los corrillos literarios. Rojas, Alberto Garrido y otros mirando No logro comprender el sentido de emulación de algunos de mis a las turistas en cueras. colegas y la manera de colarse para que los tomen en cuenta en antologías o periodizaciones literarias. El encuentro fue excelente, y ahora Ahora todo el mundo habla de Dulce María Loynaz, pero durante que Ya no tenemos un Soler Puig ni a muchísimo tiempo la ocultaron. Y también a Lezama. Y a Soler. un Guillermo Vidal a los que le Con Soler Puig porque amaba mucho a su Santiago. roncaban los cojones, ahora que todos Y nunca se dejó de nadie. A uno se le muere la gente y eso va dejando un vacío.quieren agenciarse un pedacito de tu Ya no tenemos un Soler Puig al que le roncaban los cojones. gloria recuerdo esas horas de perro No hay que lamentarse demasiado por ser de provincias si a uno que nos hicieron pasar gentes que también le roncan. también viven en provincias. En Las Tunas, marzo del 2001. Holguín 8 de julio y 2004. B BNext >